La Astrología

Astrología

La ciencia de los astros es tan antigua como la humanidad misma, y es algo que no debería de sorprendernos, pues tendemos a buscar respuestas en lo más alto, convencidos de que estamos conectados, de una manera u otra, con las estrellas. Y la astrología nos confirma que, en efecto, nuestro destino está vinculado a ellas.

¿Qué es la astrología?

La Historia de la astrología es la historia de nuestra vigilancia de los cielos y el desciframiento de las mecánicas estelares. Fueron los antiguos preceptores de la astronomía los que vieron en los Cielos figuras trazadas por conjuntos de estrellas: animales, personajes de sus aldeas, herramientas de trabajo y, finalmente, el rostro de sus dioses, tal como los imaginaban. Establecieron un vínculo entre las estrellas y la humanidad, trazado con los astros visibles a simple vista.
Las primeras noticias de la historia de la astrología nos llegan del siglo IV antes de nuestra Era, y se trata de un horóscopo lunar babilónico descubierto por los griegos, y adoptado como propio. Este zodiaco daba nombres de animales a las constelaciones visibles a lo largo de los 12 meses del año.

Los griegos cambiaron estas figuras por las de su panteón (Apolo como el león, Orión como el cazador, Atenea como la doncella…), mejoraron los cálculos de la duración de cada “signo” en el cielo, y definieron lo qué es la astrología, al punto de que los helenos se jactaban de ser mejores que los bárbaros porque “podían leer su destino en las estrellas”, como acotó Aristófanes.
Y, en efecto, hacia el Siglo III antes de nuestra Era la astrología se convirtió en el centro de la vida griega, pues se le ligó la medicina y la política, de manera que era imprescindible consultar a los astrólogos oficiales para tomar decisiones sobre la vida personal y social.

La primera diferencia entre astronomía y astrología proviene de los tratados de Platón, que fija el orden oficial de los planetas conocidos (Luna, Sol, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), alterando el orden astrológico aceptado hasta entonces. Isidoro de Sevilla haría más notable esta diferencia al crear el concepto de astronomía como tal en el siglo VII: “El estudio de la rotación de los Cielos, del ocaso, de los astros, y porqué se definen de esa manera”.

¿Cómo surge el horóscopo?

Si bien los griegos establecieron las reglas de la astrología, serían los egipcios quienes crearon las reglas de sus predicciones y consejos a través del horóscopo, una palabra griega que significa “el que observa las horas”. Los primeros tratados para diseñar cartas astrales provienen de esa cultura: cada niño recibía su horóscopo para definir su destino y ayudar a su familia en su crianza. También fueron los egipcios los que crearon una astrología medicinal, que establecía vínculos entre los signos y las plantas curativas: cada signo era más sensibles a las bondades de la planta que correspondía a su signo.

Los árabes tomaron la astrología egipcia y la profundizaron hacia el siglo I de nuestra Era: determinaron que cada uno de los 12 signos era “regido” por un planeta, y que existía una correspondencia entre los aspectos de una persona y los signos: llamaron a estos aspectos (amor, familia, dinero, salud…) como “casas”.
Manilo, hacia el siglo IX de nuestra Era, fijó todas las mecánicas de lo qué es la astrología moderna. Este romano del que se sabe poco escribió un largo poema astrológico dividido en cinco libros en donde se establecen por primera vez el orden de los 12 signos, sus características principales, y su manera de relacionarse. De ese manual de astrología sobrevive este fragmento:

“Primero Aries, con su vellocino de oro, Sorprendido al ver levantarse dorso de Tauro, El toro que llama a los gemelos, inclinando la cabeza, Y llegan seguidos del León y del Cangrejo, y tras ellos Virgo y Libra, juntas equilibrando el día y la noche, a cuya cauda apunta su arco el Centauro, siempre a punto de soltar su veloz saeta. Le sigue la cola de sirena de Capricornio, y tras él, Acuario, que vacía el agua de la vida que ávidos beben los Peces, y tras ellos Aries, el del vellocino de oro.”